El arquitecto de este proyecto lo nombra como Egoki, es un adjetivo vasco que significa adecuado. Hace referencia a la tipología edificatoria muy común en este municipio junto al mar.
Se resolvieron 6 seis viviendas, dos por planta a las que se compensa su escasez de metros con luz a través de grandes ventanales y con unas terrazas tan amplias como fueron posibles, que las expanden y que son un regalo para la calle a la que asoman.
Su distribución nunca se repite ya que son el resultado de un proceso cooperativo-participativo con sus ocupantes.
Los acabados son una apuesta por los materiales cerámicos, más fiables, perdurables y sostenibles, se optó por cerámica local, teja negra alicantina modelo Vienna color Pizarra.